"Con la iglesias hemos topado" habrá pensado Katy Perry al ver la que se ha montado con un par de monjas.
La cantante está teniendo problemas para adquirir un convento al que quiere trasladarse a vivir, pero que las religiosas no quieren cederle porque ya se lo han vendido a otra persona. La pelea entre un lado y otro va a acabar en los tribunales puesto que ya se ha iniciado el proceso legal para que el edificio termine siendo la casa de la artista.
En realidad, el problema viene de una falta de entendimiento entre la Diócesis de Los Ángeles y las dos monjas que viven en la propiedad.
Los unos se otorgan la posesión del inmueble, mientras que dos de las cinco religiosas que aún lo habitan afirman que el convento es suyo y que sólo ellas tienen derecho a venderlo. En este desacuerdo, cada uno lo ha vendido por su lado, y el problema viene ahora cuando los compradores han querido trasladarse al lugar.
Las monjas realizaron la venta del Convento del Inmaculado Corazón hace dos semanas por 15,5 millones de dólares. La compradora, dueña de un restaurante discoteca, ya se ha trasladado a su nuevo hogar, y podría querer convertirlo en un hotel boutique.
Por su parte, el arzobispo José Gómez realizó la misma transacción con Katy Perry, aunque ésta pagó un millón de dólares menos que la primera compradora.
No obstante, y de acuerdo con los informes publicados, Katy lleva tres años interesada por esta propiedad que, además de para vivir, quiere utilizar para meditar junto a su madre y a su abuela.
LO MÁS BRUTAL VIENE AHORA CUANDO...
En un intento de acercar posturas, la cantante visitó a los dos monjas que se oponen a que sea ella la que viva ahí y hasta les cantó el tema Oh happy day! Su estrategia, por el momento, no ha surgido efecto, y las religiosas siguen sin ceder en su determinación.
También les mostró su tatuaje de «Jesús» ubicado en su muñeca. Perry, antes de dar su gran salto a la fama, había sido cantante de góspel y provenía de una familia muy católica.
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ME MEO!
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